jueves, 15 de septiembre de 2011

A la hora de empezar a estudiar la Balística tenemos que partir, en principio, de dos factores  determinantes: el Arma y el Cartucho,  que condicionarán con posterioridad todas las peculiaridades técnicas que nos vamos a encontrar en un análisis balístico. Por tanto, es de obligada explicación y entendimiento conocer todo lo posible sobre el cartucho metálico, con sus características,  componentes, tipos, etc., además de determinadas partes del arma que intervienen en la balística, como el cañón y su calibre.




EL CARTUCHO METÁLICO


Los cartuchos metálicos convencionales están compuestos por una vaina donde van alojadas en su parte interior la pólvora y en cuya base  se aloja el fulminante y por el  proyectil que se acopla en la boca del casquillo.

Actualmente existe la Comisión Internacional Permanente (C.I.P.)  para la Prueba de Armas de Fuego Portátiles, que establece, para cada calibre, una estandarización de las dimensiones tanto del cartucho como de la recámara del arma.

De esta forma normalizan una “recámara mínima” con sus dimensiones mínimas y el “cartucho máximo” o de dimensiones máximas, para así poder asegurar la intercambiabilidad  completa de  municiones fabricadas en cualquier parte del mundo, dentro de un mismo calibre.


SISTEMAS DE PERCUSIÓN DE CARTUCHOS METÁLICOS


Fue en Europa en el año 1836 cuando se empezaron a utilizar los primeros cartuchos metálicos con las armas cortas de retrocarga, fueron ideados por el francés Lefaucheux que inventó el cartucho de percusión “de espiga” el cual consistía en un cilindro de latón relleno de pólvora negra, con un proyectil ojival encajado por su cuerpo hasta la mitad del casquillo, y una cápsula con fulminante en su base,  interiormente era percutida por una aguja o espiga que sobresalía ligeramente del culote del casquillo. Al presionar el disparador, el martillo percutor golpeaba a la aguja que, por fricción, hacia detonar el fulminante. Eran cartuchos que había que colocar adecuadamente en las recámaras y tener mucho cuidado es su manejo para evitar disparos accidentales al golpearse o al caerse.

En Estados Unidos empezaron a utilizarse cartuchos metálicos denominados Lipfire, en los que, en  un lado de la base de la vaina estaba contenido el fulminante. Su mayor inconveniente era que, al no ser simétricos la alimentación de los cartuchos en recámara requería cierto cuidado para recargarla adecuadamente.

Varios años después de la aparición de estos cartuchos, sobre 1857,  surge una nueva munición inspirada en la Lipfire. Este nuevo cartucho en vez de tener el fulminante en una zona de la base lo tiene colocado a lo largo de todo el contorno de su base (RIM), no siendo por ello necesario prestar atención a como se colocaba el cartucho al cargarlo, se le denominaba Rimfire o Percusión anular, ya  que la aguja puede golpear en cualquier parte del borde del culote, comprimiendo su pestaña y provocando el encendido del fulminante; para ello es necesario que la pestaña se apoye sobre el plano de culote de la recámara. El único problema de éste sistema era que no se podían utilizar en municiones demasiado potentes puesto que las paredes del culote eran demasiado finas y no se podía aumentar su espesor porque el percutor no habría llegado a detonar y activar el fulminante.



El cartucho de percusión anular todavía se utiliza con armas de calibre .22, munición óptima pero de potencia inferior al resto de los cartuchos actuales. Este cartucho había sido desarrollado anteriormente en Europa, en 1847, por el francés Flobert que creó los cartuchos de percusión anular de pequeño tamaño y calibre y que  no contenían pólvora en su interior saliendo el proyectil disparado por la fuerza de los gases originados sólo por el fulminante, siendo ésta la única diferencia que existe en los cartuchos actuales entre un Flobert y uno de percusión anular.

El tercer paso en la evolución de los cartuchos llegó, varios años después, en 1868, cuando Hiram Berdan inventó en América el cartucho de percusión central, reinventado un año más tarde en Inglaterra por Edwin Boxer.

Como su nombre lo indica la aguja percutora tiene que golpear en  el centro de la base del culote del cartucho donde ese encuentra alojada la cápsula con el fulminante. A simple vista todas las cápsulas son idénticas pero se pueden distinguir por el tipo de cebo que llevan. Las cápsulas pueden ser Berdan o Boxer.

Este sistema de percusión terminó por revolucionar los cartuchos metálicos y asentó para siempre los principios de las armas modernas desde el momento que empezaron a inventarse y adecuarse todas las armas nuevas para los cartuchos de percusión central que llegaron a facilitar la recarga y los futuros del automatismo.



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